martes, 29 de enero de 2008

EL VATICANO Y LA CAMPAÑA ELECTORAL. José María Castillo, teólogo

Fuente: Redes Cristianas, Moceop, Somos Iglesia Andalucía

La Iglesia católica es una confesión religiosa y un Estado. Ambas cosas a la vez. Por tanto, el papa es, al mismo tiempo, un dirigente religioso y un jefe de Estado. Es verdad que el Estado de la Ciudad del Vaticano es territorialmente muy pequeño. Pero este Estado tan pequeño tiene una peculiaridad que no tiene ningún otro país del mundo.





El jefe del Estado Vaticano, en cuanto líder religioso, tiene unos mil millones de súbditos, es decir, tiene una determinada autoridad para mandar en todos los países del planeta. Sin olvidar que el poder del papa es un poder que toca donde ningún otro jefe de Estado puede tocar, en la intimidad de las conciencias. Desde este punto de vista, no es ningún disparate decir que, por ejemplo, en muchos ciudadanos españoles, el jefe del Estado del Vaticano manda más que el jefe del Estado español.



Y el papa sabe muy bien que eso es así. El 24 de junio de 2005, declaró Benedicto XVI que los asuntos relacionados con la ética “tienen su último fundamento en la religión”. Es decir, cuando se trata de problemas relacionados con las decisiones de conciencia, el último fundamento (para la toma de tales decisiones) está en lo que diga el papa. Lo cual es ambiguo,. Porque Benedicto XVI dijo esas palabras ante el presidente de la República Italiana, no en una ceremonia religiosa, sino en un acto estrictamente político, en el palacio del Quirinal, cuando el papa, hablando como jefe de Estado, explicaba públicamente su pensamiento sobre la “laicidad del Estado”.



Y lo peor de caso es que este pensamiento papal es, no sólo ambiguo, sino sobre todo peligroso. Porque los asunto de la moral y de la ética tocan directamente a muchos e importantes asuntos de la vida sobre los que un Estado de derecho tiene la obligación de legislar. Y entonces los ciudadanos, que tienen creencias católicas, se pueden (y se suelen) ver en la complica disyuntiva de tener que decidir a quién le hacen caso: ¿a los obispos que representan al papa o al parlamento que representa al Estado?





Pues bien, sabemos que los obispos suelen zanjar estas situaciones exigiendo al Estado que legisle, para todos los ciudadanos, de acuerdo con las exigencias morales que dicta el papa para los católicos. Así las cosas, cualquiera entiende que la concentración que organizaron los obispos el pasado 30 de diciembre, en la plaza de Colón de Madrid, fue un acto, no sólo religioso, sino también electoral. Y lo grave del asunto es que a mucha gente le parece lo más lógico del mundo el acto electoral de derechas que se organizó en Madrid el 30 de diciembre.



De la misma manera que, hace unos años, a millones de televidentes les pareció normal que Juan Pablo II le echara una reprimenda, con el dedo alzado, al ministro de cultura de Nicaragua, Ernesto Cardenal, que, ante todo el gobierno de la nación , aguantó de rodillas la regañina del Pontífice. ¿Ustedes se imaginan que, en una recepción oficial y ante las cámaras de la televisión en el aeropuerto de Barajas, el presidente Sarkozy pusiera de rodillas a un ministro de nuestro gobierno y, apuntándole con el dedo, le dijera amenazante que tiene que cambiar de conducta?
Las ingerencias del Vaticano en los asuntos internos de otros Estados han sido más frecuentes de lo que sospechamos. Sobre todo cuando se acercan acontecimientos importantes, como es el caso de un referendo o unas elecciones generales.






Cuando yo era estudiante en Roma, los italianos veían como cosa normal que, en las campañas electorales, el Cardenal Vicario de la diócesis de Roma convocara a los superiores de frailes y monjas para darles severas instrucciones indicando a quién había que votar. El Vaticano y sus representantes actúan con cautela en estos casos. Pero lo hacen con eficacia. Puesto que, como he dicho, tocan donde no pueden tocar los poderes del Estado laico. En este sentido, el Vaticano juega con ventaja.



Y tiene una fuerza, que muchos no imaginan, para decantar el voto de muchas personas. Porque en España la conciencia “religiosa” es un refuerzo enorme para potenciar o modificar la conciencia “laica”. Además, en algunos casos (como ocurre en España), el Estado se ve presionado por el deber de respetar los acuerdos internacionales que ha suscrito con el Vaticano. Con lo cual la ventaja se acrecienta. Por eso, en España, los obispos no van a decir a quién se debe votar. Les bastará con decir que hay que votar “en conciencia”. Con eso tendrán fuerza para movilizar a más gente de la que quizá sospechamos.



Para evitar confusiones, ambigüedades y conflictos, que dañan a todos y antes que nadie a la misma Iglesia, creo que lo mejor sería que desparezca el Estado de la Ciudad del Vaticano con todo su montaje de relaciones diplomáticas de alta política. Si el papa representa a Jesucristo en la tierra, no resulta fácil imaginarse a Jesús de Nazaret revestido de los poderes y oropeles de los jefes de Estado.



Y mientras eso no llega (que no sé si llegará alguna vez), los gobiernos deberían poner todos los medios legales, que ofrece el Estado de derecho, para evitar las ingerencias de un Estado (el Vaticano) en los asuntos que conciernen a la organización política de otro Estado. Empezando, claro está, por acabar con los concordatos y acuerdos con la Santa Sede, que tantas veces suelen ser el coladero de ingerencias de la religión en la política.

viernes, 25 de enero de 2008

SOBRE EL COMUNICADO DE LOS OBISPOS ANDALUCES SOBRE LAS ELECCIONES. Redes Cristianas de Andalucía

El colectivo de Redes cristianas agrupa a más de 150 colectivos diversos de cristianos y está presente en todas las autonomías del Estado Español.

En este caso, ante el comunicado de los obispos andaluces, Redes Cristianas de Andalucía ha emitido el siguiente comunicado a la opinión pública:


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1.- Lamentamos que los obispos andaluces hayan entrado en campaña electoral a favor de las posiciones del Partido Popular a mes y medio de las elecciones en contra de lo que nos parece debería ser su postura de neutralidad política, que evite enfrentamientos entre los ciudadanos. Hay muchísimos católicos que votan a partidos de izquierda que sienten rechazo e indignación por la postura de la Jerarquía.Esa unión, una vez más, de la Iglesia y la Derecha política, aleja y enfrenta a millones de ciudadanos que no están de acuerdo con posturas tan estrechas y conservadoras. De modo que muchísimos cristianos no se ven así representados ya en sus obispos.



2.- Vemos a los obispos siempre obsesionados en esta legislatura con los mismos temas : el aborto, la eutanasia, la Educación para la ciudadanía, los matrimonios homosexuales etc…, mientras que son muy pocos sensibles a asuntos muy importantes como son : la extensión de los derechos humanos y coberturas sociales a todos los ciudadanos, la violencia de género, el acuciante problema de la vivienda, el paro, los problemas de los inmigrantes y la muerte de centenares de ellos en nuestras costas, la lucha por un orden económico mundial más justo que evite las desigualdades, las injusticias, el hambre, los desplazamientos masivos, la muerte para millones de seres humanos etc…



3.- Tampoco entendemos que ahora se opongan tanto al aborto y no dijeran nada de los centenares de miles de abortos que se hicieron en los 8 años de Gobierno del Partido Popular. Tampoco entonces presionaron al gobierno para que derogara la ley del divorcio que ahora tanto critican. Y la educación para la ciudadanía es una asignatura que se imparte en casi todos los países de la Unión Europea.



Este comunicado de los obispos andaluces supone un paso más en los durísimos enfrentamientos de la Jerarquía de la Iglesia contra un Gobierno elegido democráticamente por los ciudadanos. Son muchas las manifestaciones en la calle y actos organizados por la Jerarquía en estos últimos años para atacar duramente leyes que han sido aprobadas por las instituciones legítimas de nuestro Estado de Derecho.




4.- Todas estas acciones no parece que contribuyan, como dicen los obispos, al bien común. Más bien parece que pretenden la subida al poder de otro Gobierno que le facilite a la Jerarquía todo lo que ella demanda. Y aunque es lícito y legítimo que puedan pedir el voto para el partido que más les interese, sería de agradecer que lo dijeran abiertamente y no de modo indirecto.



5. Nosotros creemos que es necesario que se revisen los actuales acuerdos Iglesia- Estado para que estén en consonancia con los tiempos que corren y sin reminiscencias pre-democráticas y para que la Iglesia pueda ser más libre y más autosuficiente económicamente, sin tanta dependencia del Estado y sin privilegios.



Y lamentamos profundamente la situación de enfrentamiento creada porque estamos convencidos que la misión de la Iglesia debería ser más pacificadora, más tolerante con todos, más pastoral y menos partidaria en política.



REDES CRISTIANAS DE ANDALUCÍA

lunes, 7 de enero de 2008

CARTA ABIERTA A LOS OBISPOS ESPAÑOLES. Juan Cejudo

Sres. Obispos : ya sé que la lectura de esta carta poco va a cambiar vuestros criterios y comportamientos, pero, como cristiano de base, me gustaría deciros algunas cosas, siendo consciente que será muy difícil que este escrito llegue a ser leído por ustedes, que suelen prestar atención a otro tipo de escritos y de personas que son más acordes con vuestra manera de pensar.
Aún con ese riesgo de que no lleguéis a leerlo, os lo escribo en forma de carta abierta. Mi postura es crítica, muy crítica. Me refiero al acto que convocasteis el día 30 de Diciembre en Madrid para defender a la familia “cristiana”. Quiero deciros varias cosas :

1.- Doy por supuesto que Uds. tienen todo el derecho del mundo a salir a la calle, como cualquier ciudadano español, para decir lo que piensan, aunque no deja de extrañarme que últimamente (sobre todo desde que gobiernan los socialistas), en vez de utilizar otros medios habituales : las homilías en las iglesias, cartas de los obispos a sus fieles etc… utilizan con frecuencia las convocatorias de manifestaciones en la calle , casi siempre acompañados por líderes del P.P.
Extraña más porque Uds. no salieron a la calle con el anterior gobierno para protestar contra la Guerra de Irak, una guerra que el Gobierno anterior había patrocinado, y que el mismo Papa había condenado abiertamente. Entonces sí habría habido motivos mucho más justificados que ahora para salir a la calle.


Porque Uds, que hablan mucho del Derecho a la vida, tendríais que haber comprendido que la guerra( mejor , la invasión) iba a suponer ( y está suponiendo todavía) la muerte de centenares de miles de vidas humanas. No salieron Uds. en manifestación entonces. Se quedaron callados. ¿Por qué? Ni os vimos en manifestación con el anterior gobierno para que derogara la ley del divorcio.


Tampoco se manifiestan Uds. nunca por problemas acuciantes del pueblo : el paro, la vivienda, la tragedia de los inmigrantes que mueren en Canarias o El Estrecho, la violencia contra las mujeres, el desorden económico internacional injusto, que provoca el ensanchamiento, cada vez mayor, entre países ricos y pobres. No os hemos visto en la calle en las campañas contra la Pobreza en el Mundo…


2..- Uds. parece que defienden un modelo de familia cristiana de tipo “tradicional”, sin reconocer que corren nuevos tiempos y se dan nuevas situaciones muy distintas. Se están dando nuevos modelos de familia hoy en nuestra sociedad. Se forman familias entre un hombre y una mujer, pero también entre dos hombres, entre dos mujeres, entre personas de distintas religiones, personas no creyentes y de culturas y nacionalidades distintas.


El Estado debe regular estas uniones porque debe legislar para todos los ciudadanos, no puede pensar sólo en el modelo de familia “tradicional”, que por cierto está en profunda crisis, porque sea el modelo de familia que gusta a los obispos. Un Gobierno tiene que regular leyes que valgan para todos los ciudadanos. Creo que Uds. deben entender esto y no atacar tan duramente al Gobierno. Aunque es lógico que Uds. intenten inculcar a sus fieles, los principios en los que creen, no des menos lógico que deben respetar a quienes no piensan como Uds y que las leyes hay que hacerlas pensando en todos.


3.- A veces dais toda la impresión de que no habéis asimilado que no vivimos en tiempos del nacional-catolicismo y que quisierais volver otra vez atrás. Eso no es posible. Uds. tienen que reconocer la nueva situación. Estamos en un país democrático. El Estado es aconfesional y tiene que gobernar para todos, aunque deba respetar, eso sí, el peso sociológico que suponen los católicos en España.


4.-Lo que más me indigna del acto del día 30 han sido los durísimos ataques ( para mí totalmente injustos) lanzados por algunos de Uds. con palabras como “ el laicismo radical puede llevar a la disolución de la democracia”, “no se respeta la Constitución”, “ la familia está siendo sacudida con legislaciones injustas e inicuas”, “el ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás en los Derechos Humanos”. ¿No os parecen palabras demasiado fuertes de las que tendríais que pedir disculpas a la opinión pública y a las instituciones?


Precisamente ahora que, con la ley de dependencia se garantiza la ayuda a muchísimas familias con gravísimos problemas para ser atendidos y se universalizan los derechos humanos para todos los ciudadanos…


5.- Uds. serán conscientes que, a dos meses de las elecciones generales en nuestro país, han entrado en la campaña electoral tomando partido - ¡una vez más!- por la Derecha, que en esta legislatura no ha parado de incidir en estas mismas cuestiones.
Para mí Uds. ya han tomado partido en esta campaña electoral. Espero que no vengan luego a decirnos a los que no compartimos vuestros posicionamientos políticos, que “no nos metamos en política”, frase muy frecuente en muchos eclesiásticos cuando quieren criticar a los que no piensan como ellos y son ellos los que están metidos en política hasta el fondo…


6.-Yo como cristiano, no comparto vuestras posiciones. Pero no soy el único. En España más del 50 % de los votantes votaron izquierdas, muchísimos de ellos, seguro, se consideran católicos. Uds, vienen una y otra vez enfrentándose a esa más de media España. No hay más que ver la avalancha de reacciones contrarias en la prensa, internet etc… contra Uds. Pero parece que les da igual. Lo tienen decidido. Uds. se apoyan en grupos muy conservadores como los Kikos y otros…


Añoro la época de Tarancón que supo mantener una equidistancia de todos los partidos políticos y nunca llegó a identificaciones partidarias con nadie.


Pero es verdad que la época de Tarancón no es la de ahora. Como no era lo mismo Juan XXIII, Juan Pablo I , incluso Pablo VI, que Juan Pablo II o Benedicto XVI. Estos dos últimos mucho más conservadores, que están frenando todos los logros de apertura al Mundo que promovieron los papas anteriores a ellos y son quienes alientan a vosotros, obispos, a que intentéis movilizar a los fieles, apoyando la nueva línea conservadora y beligerante que viene de Roma.


7.- Quiero deciros, que, como creyente, me duele ver cómo la Iglesia, sobre todo por la imagen que Uds. como pastores están dando, se va quedando cada vez más aislada de la Sociedad. Las 160.000 personas que estuvieron en Colón ( muchos llegados de otras partes de Europa) no representan más que a ellos mismos.


La inmensa mayoría de los creyentes de este país, “estamos a favor de la familia. Creemos que es posible vivir la vida de pareja de modo estable y duradero, pero aceptamos que quienes, por las circunstancias que fueren, no puedan seguir conviviendo, se separen y divorcien. Creemos en el matrimonio de un hombre y una mujer, pero también estamos abiertos a entender que es posible el amor y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Estamos a favor de la vida, de todas las vidas, también de cuantos mueren a miles cada día por hambre en el Mundo, pero aceptamos que, en determinadas condiciones, el aborto debe estar permitido en las condiciones que establecen las leyes, no sólo de nuestro país, sino de casi toda Europa y en muchas partes del Mundo” (Comunicado de MOCEOP del 26-12-07).


No os engañéis. Os siguen los que os siguen: los más conservadores de la sociedad española. La inmensa mayoría no comulga con vuestras posiciones tan cerradas, tan estrechas.

8.- Me gustaría encontrar unos pastores que sepan adaptarse al nuevo sistema democrático y me gustaría por cierto que tomarais la iniciativa para pedir la Revisión de los Acuerdos Iglesia- Estado, tan faltos de espíritu democrático, tan desfasados, para que la Iglesia española se pudiera sentir mas libre, menos privilegiada, más autofinanciada por ella misma, sin tantas ataduras con el Estado y poder cumplir exclusivamente con su misión de hacer presente a Jesús de Nazareth en nuestro mundo, especialmente en los que más sufren y en los más marginados de nuestra Sociedad.


Juan Cejudo Caldelas.- Cádiz

viernes, 4 de enero de 2008

SOBRE LA MANIFESTACIÓN DE LOS OBISPOS EN MADRID

La manifestación de los obispos en Madrid en defensa de la familia ha conseguido levantar una verdadera oleada de opiniones contrarias a la misma por parte de diferentes colectivos cristianos, teólogos, columnistas y editoriales de prensa de tirada nacional.









Transcribo aquí dos comunicados que me han parecido de especial interés de los muchos publicados: uno anterior a la manifestación por parte de MOCEOP. El otro posterior al acto del día 30.Autores, los teólogos Juan José Tamayo y José María Castillo.








Juan Cejudo




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SOBRE LA MANIFESTACIÓN QUE CONVOCAN LOS OBISPOS EN DEFENSA DE LA FAMILIA. Moceop





Nuestros obispos van a terminar el año 2.007 convocando una nueva manifestación multitudinaria en defensa de la familia. Ellos piensan que la familia está amenazada de muerte con las nuevas leyes del Gobierno socialista.

Animan a todos los políticos a que participen y lógicamente van a participar todos los que están de acuerdo con ellos y “su” visión estrecha de lo que debe ser la familia, es decir, estarán presentes de modo notable, muchos políticos de este país, que intenten capitalizar la manifestación para “echársela a la cara” al Gobierno y convertirla en una manifestación de signo partidista con nuestros obispos de por medio.





Nuestros obispos deberían salir mas bien a la calle por muchos de los problemas sociales que vive nuestro pueblo: el problema del paro, de la vivienda, la situación de los inmigrantes, de los sin techo, los trabajos precarios, la violencia contra las mujeres y por la denuncia de un orden económico internacional injusto que provoca las grandes desigualdades sociales que trae como consecuencia la muerte de 27.000 personas cada día de hambre y de miles y miles de seres humanos como consecuencia de las guerras, los desplazamientos, las enfermedades…





Nos gustaría unos obispos así de valientes, preocupados por los problemas que afectan a los que más sufren de nuestra Sociedad.¡ Qué buena forma de vivir el mensaje de la Navidad!
Seguimos viendo a unos obispos obsesionados con la defensa de “su” visión de la familia tradicional.En pleno siglo XXI, no parece que aceptar el divorcio, el aborto en las circunstancias establecidas por las leyes o los matrimonios de homosexuales deba ser motivo de tanta crispación como para sacar “sus huestes” a la calle contra el Gobierno.





Nosotros, como colectivo cristiano, estamos a favor de la familia. Creemos que es posible vivir la vida de pareja de modo estable y duradero, pero aceptamos que quienes, por las circunstancias que fueren, no puedan seguir conviviendo, se separen y divorcien. Creemos en el matrimonio de un hombre y una mujer, pero también estamos abiertos a entender que es posible el amor y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Estamos a favor de la vida, de todas las vidas, también de cuantos mueren a miles cada día por hambre en el Mundo, pero aceptamos que, en determinadas condiciones, el aborto debe estar permitido en las condiciones que establecen las leyes, no sólo de nuestro país, sino de casi toda Europa y en muchas partes del Mundo.





Y desde luego, lamentaríamos muchísimo que nuestros obispos al final de la manifestación terminaran dando la sensación de haber participado de lleno en la lucha partidaria, tomando opción, como siempre, por las fuerzas conservadoras y en contra de una gran parte de la población española que no estará de acuerdo con esa visión tan escorada y estrecha del concepto de “familia” que ellos pregonan y con la que nosotros no estamos para nada de acuerdo.





26 de Diciembre de 2.007





EQUIPO DE PRENSA DE MOCEOP








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Ni los obispos ni la Iglesia tienen por misión hacer política y, menos aún, campaña electoral. Sin embargo, esto es lo que se hizo en el acto presidido por el arzobispo de Madrid el pasado día 30 en la plaza de Colón de Madrid, apoyado por el papa Benedicto XVI y con una numerosa presencia episcopal.








Los obispos utilizaron, para ello, el argumento de la familia, como viene siendo habitual en los últimos años. Pero lo que en realidad se hizo fue atacar al Gobierno de la nación y a las instituciones del Estado. No otra cosa es afirmar que “nuestro ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás en los derechos humanos” (cardenal Rouco), que “nos dirigimos a la disolución de la democracia” (cardenal G. Gasco) o que “la sociedad española vive una gran amenaza social con legislaciones inicuas e injustas” (cardenal Cañizares).





A nuestro juicio, ninguna de las leyes sobre la familia y el matrimonio aprobadas por el Parlamento atenta contra los derechos humanos, sino que más bien los amplían y reconocen para todos los ciudadanos, eliminando cualquier discriminación por razones de sexo, religión, opinión política, discapacidad, etnia, etcétera. Es indignante que se utilice un espacio público para atacar a las instituciones públicas y al Estado de derecho.





Por otra parte, pensamos que la Iglesia Católica no es una institución autorizada para dar lecciones de democracia cuando sabemos que ésta no se practica en su seno en modo alguno. Y menos aún los obispos pueden tener credibilidad para defender los derechos humanos cuando, a estas alturas, el Vaticano no pone en práctica la Declaración Universal de 1948, ni ha suscrito los dos Pactos Internacionales (16 de diciembre de 1966) en los que los Estados se comprometieron a aplicar los citados derechos.





Por último, nos sorprende que en el citado acto no se hiciera mención al Evangelio y a las enseñanzas de Jesús sobre la familia, que son sumamente críticas con la institución familiar. Lo que demuestra que la intencionalidad de la Concentración no era evangélica, sino claramente política.