viernes, 4 de enero de 2008

SOBRE LA MANIFESTACIÓN DE LOS OBISPOS EN MADRID

La manifestación de los obispos en Madrid en defensa de la familia ha conseguido levantar una verdadera oleada de opiniones contrarias a la misma por parte de diferentes colectivos cristianos, teólogos, columnistas y editoriales de prensa de tirada nacional.









Transcribo aquí dos comunicados que me han parecido de especial interés de los muchos publicados: uno anterior a la manifestación por parte de MOCEOP. El otro posterior al acto del día 30.Autores, los teólogos Juan José Tamayo y José María Castillo.








Juan Cejudo




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SOBRE LA MANIFESTACIÓN QUE CONVOCAN LOS OBISPOS EN DEFENSA DE LA FAMILIA. Moceop





Nuestros obispos van a terminar el año 2.007 convocando una nueva manifestación multitudinaria en defensa de la familia. Ellos piensan que la familia está amenazada de muerte con las nuevas leyes del Gobierno socialista.

Animan a todos los políticos a que participen y lógicamente van a participar todos los que están de acuerdo con ellos y “su” visión estrecha de lo que debe ser la familia, es decir, estarán presentes de modo notable, muchos políticos de este país, que intenten capitalizar la manifestación para “echársela a la cara” al Gobierno y convertirla en una manifestación de signo partidista con nuestros obispos de por medio.





Nuestros obispos deberían salir mas bien a la calle por muchos de los problemas sociales que vive nuestro pueblo: el problema del paro, de la vivienda, la situación de los inmigrantes, de los sin techo, los trabajos precarios, la violencia contra las mujeres y por la denuncia de un orden económico internacional injusto que provoca las grandes desigualdades sociales que trae como consecuencia la muerte de 27.000 personas cada día de hambre y de miles y miles de seres humanos como consecuencia de las guerras, los desplazamientos, las enfermedades…





Nos gustaría unos obispos así de valientes, preocupados por los problemas que afectan a los que más sufren de nuestra Sociedad.¡ Qué buena forma de vivir el mensaje de la Navidad!
Seguimos viendo a unos obispos obsesionados con la defensa de “su” visión de la familia tradicional.En pleno siglo XXI, no parece que aceptar el divorcio, el aborto en las circunstancias establecidas por las leyes o los matrimonios de homosexuales deba ser motivo de tanta crispación como para sacar “sus huestes” a la calle contra el Gobierno.





Nosotros, como colectivo cristiano, estamos a favor de la familia. Creemos que es posible vivir la vida de pareja de modo estable y duradero, pero aceptamos que quienes, por las circunstancias que fueren, no puedan seguir conviviendo, se separen y divorcien. Creemos en el matrimonio de un hombre y una mujer, pero también estamos abiertos a entender que es posible el amor y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Estamos a favor de la vida, de todas las vidas, también de cuantos mueren a miles cada día por hambre en el Mundo, pero aceptamos que, en determinadas condiciones, el aborto debe estar permitido en las condiciones que establecen las leyes, no sólo de nuestro país, sino de casi toda Europa y en muchas partes del Mundo.





Y desde luego, lamentaríamos muchísimo que nuestros obispos al final de la manifestación terminaran dando la sensación de haber participado de lleno en la lucha partidaria, tomando opción, como siempre, por las fuerzas conservadoras y en contra de una gran parte de la población española que no estará de acuerdo con esa visión tan escorada y estrecha del concepto de “familia” que ellos pregonan y con la que nosotros no estamos para nada de acuerdo.





26 de Diciembre de 2.007





EQUIPO DE PRENSA DE MOCEOP








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Ni los obispos ni la Iglesia tienen por misión hacer política y, menos aún, campaña electoral. Sin embargo, esto es lo que se hizo en el acto presidido por el arzobispo de Madrid el pasado día 30 en la plaza de Colón de Madrid, apoyado por el papa Benedicto XVI y con una numerosa presencia episcopal.








Los obispos utilizaron, para ello, el argumento de la familia, como viene siendo habitual en los últimos años. Pero lo que en realidad se hizo fue atacar al Gobierno de la nación y a las instituciones del Estado. No otra cosa es afirmar que “nuestro ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás en los derechos humanos” (cardenal Rouco), que “nos dirigimos a la disolución de la democracia” (cardenal G. Gasco) o que “la sociedad española vive una gran amenaza social con legislaciones inicuas e injustas” (cardenal Cañizares).





A nuestro juicio, ninguna de las leyes sobre la familia y el matrimonio aprobadas por el Parlamento atenta contra los derechos humanos, sino que más bien los amplían y reconocen para todos los ciudadanos, eliminando cualquier discriminación por razones de sexo, religión, opinión política, discapacidad, etnia, etcétera. Es indignante que se utilice un espacio público para atacar a las instituciones públicas y al Estado de derecho.





Por otra parte, pensamos que la Iglesia Católica no es una institución autorizada para dar lecciones de democracia cuando sabemos que ésta no se practica en su seno en modo alguno. Y menos aún los obispos pueden tener credibilidad para defender los derechos humanos cuando, a estas alturas, el Vaticano no pone en práctica la Declaración Universal de 1948, ni ha suscrito los dos Pactos Internacionales (16 de diciembre de 1966) en los que los Estados se comprometieron a aplicar los citados derechos.





Por último, nos sorprende que en el citado acto no se hiciera mención al Evangelio y a las enseñanzas de Jesús sobre la familia, que son sumamente críticas con la institución familiar. Lo que demuestra que la intencionalidad de la Concentración no era evangélica, sino claramente política.

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