martes, 10 de mayo de 2011

LAS COMUNIDADES CRISTIANAS POPULARES DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ NOS VIMOS EL PASADO DÍA 8 DE MAYO. Juan Cejudo


















Unas 25 personas de distintos puntos de la provincia de Cádiz nos reunimos en La Barca de la Florida, en un campo, para tener nuestro encuentro.









Hizo un día espléndido de primavera. Tuvimos un tiempo para irnos saludando quienes hacia ya algún tiempo no nos veíamos. Amigos y amigas de Cádiz, Jerez, La Línea de la Concepción, Puerto Real, La Barca de la Florida, aprovechamos para dar un pequeño paseo en contacto con la naturaleza, viendo los distintos árboles frutales y hortalizas sembradas que allí hay.

































Algunos compañeros de Algeciras y de otras comunidades no pudieron hoy estar presentes por motivos familiares o por estar de viaje, pero los tuvimos muy presentes.


























Sobre la 1 de la tarde empezamos la Eucaristía con una canción y con la exposición del tema que teníamos previsto, sentados bajo una sombra magnífica de una enorme parra.


























Me tocó esta vez a mí la exposición que trató sobre dos charlas que José Antonio Pagola dio en la Universidad de Cantabria tituladas: " La alternativa de Jesús" y la otra "Volver a Jesús: tarea urgente en el cristianismo actual".



No me resultó fácil exponer en breve tiempo estas dos conferencias de cerca de 1 hora de duración cada una de ellas. Pero, fui insistiendo en las ideas centrales de la exposición de Pagola que por su extensión no puedo exponer aquí.




Resaltar sólo que la alternativa de Jesús es el Reino de Dios con estas características: la ley suprema es la compasión. La meta: la dignidad de los últimos. Su programa de vida: la acción curadora con enfermos y marginados de todo tipo. El horizonte: el perdón.



Pagola insiste una y otra vez que la única salida que tiene la iglesia ante sus enormes problemas es esta vuelta a Jesús de Nazaret y a su pasión por transmitir los valores de su Reino. Hay que desterrar todo lo que no sirve. Hay que convertirse a Jesús. Poner a Jesús en el centro de nuestras reuniones, grupos, parroquias.



Hay que vivir nuestro sentido cristiano como seguidores de ese Jesús que somos. Leer el Evangelio en nuestros pequeños grupos para intentar ser como Él, tener los sentimientos que Él tenía, intentar imitar los gestos que Él hacía...



Sólo quienes vivan así podrán ir engendrando una nueva iglesia en medio del mundo de hoy.



Si a finales del siglo II sólo existían unos 25000 cristianos dispersos por todo el Imperio romano y cuando cayó el Imperio estos grupos fueron capaces de vivir otro estilo de vida, tomar fuerza y crecer, esto sería también posible en los tiempos actuales.



Aunque mucha gente se queme en este empeño, merece la pena vivir así. Con sentido de esperanza. Sembrando sólo. Porque Jesús no anunció la parábola del cosechador, sino del sembrador... Y porque no temáis que yo he vencido al mundo. No tengáis miedo.



Dimos lectura a 4 preguntas para el debate posterior que retomamos después de compartir debajo de la parra lo que cada uno llevaba y una magnífica paella que nos prepararon los amigos de La Barca.



Después de un tiempo de descanso, retomamos la Eucaristía. Durante el ofertorio presentamos el libro "Curas casados. Historia de fe y ternura" y algunos que lo habían leído comentaron lo que el libro les había parecido insistiendo en que merecía la pena leerlo porque eran unas historias llenas de fe y ternura y con mucha vida también en ellas, aunque se aportaba que faltaba otro libro donde pudieran hablar también las mujeres como protagonistas de esas mismas historias.









































Hubo una amplia intervención de muchos de los presentes comentando aspectos varios de las dos charlas expuestas.



La Eucaristía continuó intercalando algunas canciones que todos cantamos acompañados de la guitarra y juntos todos recitamos la plegaria Eucarística que había elaborado nuestro amigo Antonio.



































Después de cantar el padre nuestro enlazándonos las manos, de darnos la paz y de compartir el pan y el vino, algunos intervinieron para dar gracias a Dios por haber podido participar de una Eucaristía tan rica en contenido y tan participada.





























Hubo tiempo para tomar un cafelito. Y ya sobre las 6,30 de la tarde fuimos despidiéndonos hasta otra ocasión, con la sensación, como siempre de que nos fortalecen mucho estos encuentros donde unos y otros compartimos tanto y nos enriquecemos con las aportaciones de unos y otros.

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Fotos: Juan Cejudo

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